Por Fernando Hammond (*)
Hace medio siglo que en el universo de las empresas existe una divisoria de aguas entre aquellas que se responsabilizan por los problemas de las comunidades donde operan y aquellas que no.
En las ciencias sociales mucho se ha discutido sobre la conveniencia de que las empresas dediquen recursos a cuestiones que exceden a sus negocios. No obstante, ya sea por vocación, interés, moda -o la razón que sea- existen empresarios que además de buscar un beneficio económico se preocupan por ayudar a sus comunidades.
¿Qué sucede en Mar del Plata?, ¿existen empresarios con responsabilidad social?, ¿cómo se organizan? Estas son algunas de las preguntas que guían el trabajo que venimos desarrollando un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP).
Lo cierto es que hace décadas las sociedades occidentales evidencian una creciente preocupación por problemas como la contaminación ambiental, la corrupción, la explotación de recursos naturales, la discriminación, etcétera. Esto ha derivado en serios cuestionamientos al accionar de las empresas, las cuales han ido adecuándose a las exigencias de la opinión pública y al creciente “riesgo reputacional” que padecen los empresarios menos responsables.
Quienes se preocupan por este riesgo, frecuentemente incorporan a su modelo de negocio el enfoque de la responsabilidad social empresaria (RSE). Si bien esta perspectiva admite diferentes formatos, idealmente se espera que las empresas además de ser rentables promuevan el desarrollo sostenible de las comunidades donde operan, y sean responsables del impacto social y ambiental que generan con sus actividades.
La investigación realizada sobre Mar del Plata da cuenta de que nuestra ciudad no esta exenta de este fenómeno. Desde hace más de dos décadas se observan distintas iniciativas de responsabilidad social lideradas por empresarios locales. Inicialmente la mayoría de dichas acciones eran asistemáticas, de tipo filantrópico, con el propósito de brindar asistencia directa ante la crisis social del país. Estas acciones consistían en donaciones a causas puntuales, colectas de fondos para instituciones de bien público, jornadas de trabajo comunitario en barrios de emergencia o financiamiento a proyectos de ONG de la zona.
Con el correr de los años los empresarios que compartían esta vocación se fueron vinculando entre sí, también con actores de la UNMdP y el municipio de General Pueyrredon. Las empresas paulatinamente empezaron a crear áreas específicas desde donde gerenciar sus acciones de responsabilidad social, a capacitar a su personal en materia de sustentabilidad, y a demandar políticas públicas que contribuyan con sus iniciativas.
Con el acompañamiento de la Universidad, estas empresas se fueron agrupando de manera de aumentar el impacto de sus esfuerzos y profesionalizar su accionar. En el año 2017 se conforma la cámara empresaria FortaleceRSE, con el propósito de promover el desarrollo sostenible mediante el fomento de la responsabilidad social empresaria en Mar del Plata. Esta experiencia es análoga a las de otras ciudades, por ejemplo en Mendoza existe Valos y en Rosario esta MoveRSE, ambas entidades también de origen empresario y con fines similares a los de FortaleceRSE.
A partir de la articulación con el gobierno municipal, se crea el Programa de Fomento a la RSE, coordinado por una unidad de gestión del municipio encargada de apoyar las iniciativas de estas empresas y conformar un registro con todas aquellas que incorporen a su modelo de negocios el enfoque de la responsabilidad social empresaria.
Adicionalmente se crea la marca RSE-MGP para distinguir aquellas empresas locales que sean responsables. Paralelamente, en la UNMdP se crea el Programa de Certificación en RSE, con el propósito de otorgar dicha marca a las empresas que acrediten prácticas responsables. Esta certificación también constituye un requisito para poder integrar la cámara FortaleceRSE, además de brindar un aval necesario para que las empresas puedan exportar sus productos y servicios a ciertos mercados internacionales.
Actualmente, FortalceRSE cuenta con aproximadamente 40 empresas asociadas y una gran cantidad de aliados estratégicos provenientes del ámbito privado y público de la ciudad. En los últimos años, la organización incrementó sus miembros gracias a la realización de foros anuales de RSE, también logró su reconocimiento oficial y afianzó su funcionamiento. Además de contar con una comisión directiva y una gerencia, la cámara mantiene cuatro comisiones temáticas de trabajo. Cada empresa elige en qué comisión participar de acuerdo a sus capacidades y experiencia. A partir de allí, las empresas pueden vincularse entre sí para realizar acciones conjuntas, pueden participar en iniciativas existentes o realizar aportes a proyectos impulsados por las ONG que también integran las comisiones. Además, se promueve que las acciones que se realicen tengan como guía los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 de la ONU.
Un aliado estratégico de la cámara es la UNMdP, la cual ya ha concretado aproximadamente 30 certificaciones a empresas locales. Las auditorías son realizadas por estudiantes y docentes de la misma universidad, los cuales evalúan las prácticas de las empresas mediante un protocolo propio diseñado por la Facultad de Ingeniería sobre la base de la Norma ISO 26000. Otro aliado estratégico es la Municipalidad, que no ha conformado aún el registro de empresas responsables, cuestión que sería fundamental para incentivar a que más empresarios revisen sus prácticas y modelos de negocio.
En definitiva, el estudio realizado en la ciudad evidencia la existencia de un conjunto de empresas que promueven el desarrollo sostenible de nuestra comunidad y cuentan con una considerable capacidad de movilizar recursos. A la fecha, esto ha devenido en una verdadera red de colaboración entre organizaciones privadas -con y sin fines de lucro- y públicas; las empresas de la red además de sus negocios se preocupan por el cuidado del medio ambiente, ayudan con la inclusión laboral de jóvenes vulnerables, innovan para mejorar las condiciones de trabajo de sus empleados y promueven el enfoque de la RSE en sus cadenas de valor.
Este hallazgo le da el título al presente artículo, ya que -como en otras ciudades- esta ética empresaria caracterizada por su sensibilidad social es un verdadero activo para Mar del Plata. Este activo tiene la propiedad -a diferencia de otros- de que no se consume con su uso, por el contrario, la solidaridad empresaria y el espíritu de cooperación son valores que se reproducen con su uso, se propagan generando bienestar entre las partes. Es este fenómeno el que evidencia una oportunidad para abordar los problemas económicos, sociales y ambientales que una ciudad como la nuestra debe atender si pretende avanzar hacia un modelo sostenible.
(*) Docente investigador de la Universidad de Mar del Plata y profesor de “Ética y responsabilidad social” de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.